domingo, 18 de marzo de 2012

Desahucio (o piel)

Con orgullo, afirmo que mi piel me pertenece,
comienzo con su nombre.


Inconsciente -con toda esa grandeza-
la doy por supuesta, merecida,
igual que en un principio,
cuando jugué con ella y me sangró
infantil, deliciosa.
E infantil, deliciosa,
le construí una costra y la arranqué.
Adicta, circular.
La ensucié en este barro
para que mi madre se alegrara
un poco antes de la cena,
para lavarla juntas dando golpes
sobre el agua y en las profundidades
de la bañera rota,
de todos los fluidos.


Mi piel nació conmigo y conmigo se estira,
no sé si a la par o me persigue.
Prefiero aventurar que me aventaja, ella crece
y tengo que esforzarme
para estar a su altura.
Se cansará de todo antes que yo.


Pero y si es un error. Y si mi piel es de otros.
Sobre ella marcan
el corte de pedazos aprovechables,
desprendiéndolos cuando han ganado.
Y la sangre, privada de su casa,
cae,
legal y gravitatoriamente,
por contrato.

8 comentarios:

  1. Bieeeen, poemas nuevos. Qué buena eres, tía. Me quito el sombrero!

    ResponderEliminar
  2. Eres una poeta estupenda... Increíble. Me encantan tus imágenes.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, guapos, voy a ponerme colorada...

    ResponderEliminar
  4. La piel ya no se me estira. Sólo una parte, claro.

    En cuanto a la bañera, no hace sino recordarme un vestido de novia, al cual acabas de empapar en fluidos.

    Gracias por felicitarme por lo del libro. Te iba a escribir en estos días. Lo celebraremos en Madrid.

    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Lo he leído varios días...impresionantes las imágenes.

    Besos,
    Antonia

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias, Antonia: cómo me gusta que alguien me diga que ha vuelto a lo que he escrito, especialmente si ese alguien tiene tu calidad al escribir. Besos.

    ResponderEliminar
  7. Rebeca, qué subidón de autoestima cuando un poema mío te encanta. El de Oz lo revisaré, o mejor lo dejaré reposar y volveré a él.

    ResponderEliminar