Tiene algo de autopsia
la mesa del almuerzo,
donde los hombres juegan
a tener importancia.
La precisión del corte, de la hora, del castigo
a la hija,
a la pornografía de la masticación.
La urbanidad, silencio
de tres.
Impolutos los dedos y el mantel,
su función es cubrir los genitales.
Los labios no rozan la comida,
en la boca no deben quedar restos.
Ante la mano
se interpone el metal.
Estupendo como siermpre, me ha encantado este almuerzo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Kolchak.
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