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lunes, 6 de octubre de 2014

¡Publicación de mi poemario!: "Mortífero, ingenuo y transparente"

 
 
 
Sí, ¡por fin! Ya lo tengo en mis manos: "Mortífero, ingenuo y transparente", mi primer poemario, publicado por Ediciones Vitruvio.
 
En dos o tres semanas estará disponible en las librerías (dejaré aquí los enlaces) y el viernes 12 de diciembre tendrá lugar la presentación en El Café Comercial de Madrid.
 
Como avance, os dejo el primer poema del libro, que también fue el primero que publiqué en este blog, y que da título al poemario con uno de sus versos:
 
 
NIÑOS EN UNA PLAYA
 
La mer aux spasmes de méduse
 (La mar, con sus espasmos de medusa)
 Saint-John Perse
 
 
La tierra se aburría, asexuada
por la esterilidad de los rastrillos verdes, de la pala y el cubo,
por la enfermedad del enanismo en unas manos
y una madre que las mantiene torpes con plástico y color.

Llegó la colonización de las medusas.
Contra ellas
navegan barcos rojos con las cruces,
desembarcan el cabezudo y el gigante.
Para un suficiente número de presas
no les bastan las redes, los cazamariposas,
necesitan
el volumen vacío del juguete.

Así el cubo, la pala y los rastrillos verdes
son hundidos
y emergen con veneno, la descarga, la baba,
la belleza.
Y los niños crecidos del invierno
aplauden
e imaginan la zambullida del marino
en el agua que hierve de urticaria
y a su vez desean sumergirse, buscar
al animal mortífero, ingenuo, transparente.

Y las madres verdosas lo prohíben.
Pero el mar son espasmos de medusa.
 
 

sábado, 12 de abril de 2014

El hombre blanco




Hay cosas que se quedan, como dulces
pegados a la boca.
Tijeras con finales para niños.
Juegos de sobremesa fácil.

En tamaño carné, un poco de familia y amistades.
El sombrero que no me hace justicia.
Como decoración, un gato de metal.

A la altura de los ojos acostados, una lámpara quema en los descuidos.
Un manual explica la falsa genialidad de los dibujos.
El hambre se dedica al fondo de un cajón.

Hay cosas que respiran, como un vaso
para la sed de madrugadas.
La escarpia de un espejo.

Tras la puerta,
las zancadas del hombre blanco.

sábado, 18 de mayo de 2013

Reseña de "Último Ahora" en Ariadna-RC

 
 

 
 
Álvaro Muñoz Robledano reseña para Ariadna-RC la antología "Último Ahora", en la que participo junto a los siguientes poetas: Jesús Urceloy, Marisol Huertas, Déborah Antón, Antonio Rómar, Sebastián Fiorilli, Ana Isabel Trigo, Diana García Bujarrabal, Begoña Moreno-Luque, Iago Chouza, Paz Hernández Páramo, Nares Montero, María Eloy-García, José Antonio Rodríguez Alva (también antólogo) y Juan Carlos Mestre.
 
 
"María Solís (...) exprime la racionalidad de los contratos sociales, estéticos y sentimentales que nos rodean, pues es imposible que la primera del singular que utiliza no ataña a cualquiera que ronde por las calles. Sus poemas gritan el mercantilismo que impregna lo más íntimo de nuestra cultura, los sentimientos inmóviles a pesar de ellos mismos, como la morrena de un glaciar llamado economía."  
 
 
 

domingo, 17 de marzo de 2013

Poemas en Tendencias21


Fotografía: María Solís Munuera
 
 

 Dos de mis poemas en el blog "Valentinos", de Viktor Gómez Ferrer, en Tendencias21:

Muchas gracias, Viktor, por tu interés en mis poemas y tus palabras.


domingo, 10 de marzo de 2013

La vaca



Hemos divinizado a nuestras madres.
Queremos ser felices para siempre.


Animal negro
maquillado por la mano cubierta del payaso.
La cal y la ternura.

¿Qué hay bajo el sudario de la novia?
Tienes el hueso oscuro, del origen
arterias y el estómago.
Solo yeso en la piel y nuestra parte
del globo de tus ojos.

A veces, por los poros, se te escapa el túnel.
Nos parece anacrónico, tragamos
el tono de la leche de los ciegos.

Esta ubre que ulula empellejada con polvo y arrozal
conoce la montaña.
La mira cada día de cara a la pared.

Su cornea alcóholica, que intenta de reojo,
ha sido aleccionada con la sal.

Se mueve según lo que nos queda.

domingo, 3 de marzo de 2013

La iguana






Con tierra en los bolsillos
habíamos planeado ser decentes:
bestias que montan a príncipes valientes.

Pero, por la ventana,
la calle ha puesto polvo en las palomas,
del peine y en el traje uso las comas
y el grito en el tejado muerde lana.

No recuerdo a la iguana.
Con tierra en los bolsillos
la noche fue la carne de los grillos.

sábado, 12 de enero de 2013

El afilador (cuento cruel)

 

I

 
Llega el afilador
de vuelta a la ciudad.
En bici se aproxima
la rueda musical.
¡El hombre del cuchillo,
de la flauta de Pan!
Una niña, en su casa,
se quiere despertar:
han entrado en su sueño
tijeras de podar.
Corcheas aún escucha
cuando su madre está
abriéndole los ojos
con gesto de Piedad.

Ya la visten de rojo
aunque al bosque no va
y su abuela se ha muerto
y ella tiene papá.
Brinca, baila, suplica
algo para afilar;
le conceden cuchillos
con la punta hacia atrás.
Las vecinas la espetan
sin ninguna maldad:
"¡Cuidado en la escalera!
¿Pincharte no querrás?"
La madre las escupe,
haciéndolas callar:
"Corre hasta que revientes.
Los tiempos andan mal".

El padre se lamenta
consolado en un pub:
"Amenaza en el monte
la biodiversidad".

 
II

 
Se atusa los cabellos
el fauno afilador,
apoyado en su roca,
cantándole al amor.
Tiene cejas de vino
y patas de cabrón.
De pronto ve una niña
detrás del paredón.
Se le acerca con mañas
que pretenden pudor.
Otro dedo muy tierno
le toca el pantalón:
"Me manda mi familia.
Ayúdeme, señor",
y le muestra el cuchillo
de cortar el jamón.
Cien niñas se aproximan
con todo su calor.
Cien rizos de María,
cien flores de Saló.
El venerabilísimo
anciano del Tarot
habla consigo mismo
con voces de tenor:
Hoy no llora ninguna,
se sabrán la lección:
jugamos con las reglas
que me dicta mi dios.
Pero han venido muchas,
¿con tantas podré yo?
Será mi día de suerte:
¡No soy un perdedor!,
cuando en la espina siente
-la dorsal- un punzón
y grita como haría
un castrato sin col.

 
III

 
Charcutero frustrado        
en una bacanal
se sueña el afilante
cuando empieza a notar
el filo de la cuerda,
la presión del metal.

En el centro preciso
de un gigantesco hangar
se despierta desnudo,
sobre una plancha está
atado como carne
a punto de guisar,
y en el cuello un aviso:
la hoja de un puñal.

Las niñas le circundan
dibujando un altar,
hay otras detrás de ellas,
cientos, millares, más
debajo de su espalda,
cerca del techo, allá
empujan barandillas
con ganas de saltar,
una sobre sus piernas
le roza lo inguinal
(es la de la guadaña):
ante tanta beldad
el anciano excitado
comienza a despuntar.
Y la pequeña muerte
de un movimiento:¡Zas!
el pingajo sangrante
al perro se lo da.
Ante tal podredumbre
grita con claridad:
"Otra vez jovencitos
tendremos que amputar
y guardar en un tarro
las pollas de verdad".

"¿Por qué?", chilla el gorrino
a medio desmembrar.
"Queremos las manzanas
sin el soso de Adán.
Deshacernos de Zeus,
de Osiris y Jehová",
gritan todas las furias
aplaudiendo a rabiar
y le meten mazorcas
en el ojo papal:
"Es porque te queremos,
no tienes que llorar".

Le roban herramientas
y la piedra molar:
con ella su piel lijan,
le extirpan lo demás
y le cortan las venas
en longitudinal.
Juntan este botín
y los que no serán
de los afiladores
a medio desangrar:
(cuchillos que deshuesan,
que pelan, de trinchar,
que filetean, tijeras,
paneros, de forjar,
santokus, alabardas
y el hacha de mamá)
al bosque pueden ir:
armadas están ya
(y a la jungla, la guerra
y a un rito cultural).

Allí viven ahora
con bicis de afilar
pero no recolectan:
les fascina cazar
y a la presa le dejan
ventaja de animal
después de desvestirla
y a los perros soltar.
Los pueblerinos macho
asustados están:
el lobo yace muerto,
el centauro lo hará
y entre los altos árboles
en la noche lunar
si uno de ellos, ardiente,
se ha atrevido a pasar,
se oyen sus alaridos,
la rueda musical,
y resuena la flauta
de la felicidad.


Imagen: Museo Argentino del Juguete
 

sábado, 22 de diciembre de 2012

El sueño




Los niños no descorren la cortina
roja y arrojadiza de teatro.
Cansados de llamar, porque no duermen
nos esperan tumbados en la cama
de dobleces y rayas verticales
que pican las caras de los niños rojos.

Les permiten tumbarse boca abajo,
tienden la mano al frío que gatea.
Ellos velan en la vigilia helada
que entumece los músculos de otros:
marcan el tempo de los cuervos blancos.

Les dejaron un cazo en el banquete
-una prueba de afecto, cortesía-;
para que no descansen les preguntan.

Contarán sus heridas con el dedo
que escoriaba la piel y los colchones
desplumados ante el sueño aterido,
ateridos ante el sueño sin plumas.


 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tankas (y haikus que no lo son)





El nido blanco
de la procesionaria.
La niña juega.

La madre del enfermo
deshila su vestido.


*****

 

El nido blanco
de la procesionaria.
Juegan los niños.

Aún tendrán en septiembre
heridas en sus manos.


*****


No cae la oruga
de la hoja sacudida
por la tormenta.

Sólo cede la rama
que eligieron los jueces.


*****


La oruga come
lentamente la hoja
donde dormía.

Ha cedido la rama
que eligieron los jueces.



*****


Hoy la ballena
ha sido troceada
por las mujeres.

Esta noche las horas
serán hombres desnudos.

*****


Desgarra el oso
la garganta del hijo
durante el celo.

Cubrirá el evangelio
la violación del padre.







Complace al cielo
que de la noche el grillo
muerda la carne.


*****


Tienta la lengua
solar el aire negro
de madrugada.


*****


Tierra batida.
Sobre los muertos bullen
las cacerolas.


*****


El tiempo autista
aconseja placeres
de media clase.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Wendy





Wendy,
pocas palabras te están separando del final.
Recordemos los años felices de tu vida.

La Wendy joven,
costurera de hombres sin entrepierna (véase Ken),
le guarda un parecido a la primera Romy Schneider.
Mamá le dice a Luis:
- Mi hija no hace arte, hace películas.

Wendy le ve peligro a ser de óleo,
se pone colorines de Walt Disney
y él la premia.
Es "La muchacha más bonita del mundo",
una noche en la cama con Watson,
una mano de whist,
turista de Waikiki,
jugadora de Wii.

El espíritu revolucionario de una whig.
(Es comentario irónico).

Wendy-Walt Disney
Walt Disney-Woolite
Woolite-Wojtila
Wojtila-Winchester

Armario de las aguas,
dice el encabezado de la esquela.
             W.C. (*)

Tu esposo que te adora.

 



 
(*) Léase Water Closet


domingo, 28 de octubre de 2012

Pulgarcito

 
 
Fotografía de Alfonso Brezmes
 


Padre,
incapaz
de saciar a sus hijos,
no suplique
cuanto llegue la hora.
¿Dónde ha quedado el preciosismo?
Volvamos a los cuentos infantiles,
lo cruel y su verdad.
 
Los niños se abandonan en el bosque
vaciado
de piedras.
Por la noche,
en la parte interior de la chaqueta,
el bolsillo superior del pijama,
y, si lo tiene,
debajo del sombrero,
cada piedra,
por si su piel más suave, el hijo diminuto
puede
reconocerle y señalar
la vuelta a casa (algún regreso).

La idea también fue de la madre
-en el origen siempre fue la madre-
pero ella puede quedar llorando en casa, lamentar
el abandono cíclico,
necesario,
justo,
pretender la salvación
otorgando a sus hijos un pedazo de pan.
Todo será alimento de los pájaros.

El ave más pequeña,
el ave silenciosa.

El pasto del lirio de los valles.

(Si la figura resulta despiadada,
fallece el narrador
y se disminuye el sustantivo:
que sea una madrastra,
le inventarán refranes populares.
Lo que no deseamos
es una categoría inaceptable
de maldad). 

El bosque
- dijeron cuando el niño perdido fue encontrado-
siempre tiene razón.
No existen los culpables en la madre
Naturaleza.
Y si los niños viven
será debido a su sabiduría.
Y si los niños mueren
será debido a su sabiduría.
  
Padre, no nos deje la tierra en nuestra almohada.
La grava sirve
para construir un jardín seco y oriental
de olas pétreas,
a rastrillo,
como en la casa de la fotografía.

Padre, no tenga miedo.
Mate, por nosotros, al último gigante.

domingo, 14 de octubre de 2012

The Celebration of One Million Safe Man Hours







 
 

¿Sería bueno vivir cerca de un puerto marítimo?

No me refiero                                                    al día blanco y su cortina.
No estoy hablando                                  de la mujer calmada con esponja.
No es                                                                          el marido poroso.

Se trata
del astillero negro,
donde el estibador dormido en las tres sillas
engendra el buque gris.

Él ha cambiado el aire por el peso del agua.
El mar se estira cuando vuelcan su sangre, en el bucle, los ahogados
y el ahorcado se acepta
porque eligió vivir cerca del mar.

  Él
ha encontrado la cuerda que lo separaba del vacío
y juega sin dieces a colgarse.
Si cae a medias, habrá caído del todo.


  Se impulsa hacia la corriente más profunda,

                                                 
                                                       la del verde más sordo, la del hielo

 

    - con un ritmo
                          de pausa
                                         de cuchillo -

 

 

la que comparte espalda con la Tierra.
 











domingo, 30 de septiembre de 2012

Estalactita





Gotea la religiosa omnipotencia y tú,
desnudo.
 
Gotea la maldita ubicuidad y tú,
desnudo.
 
Dios tiene una erección
de displicencia.
 
Lanza el alma.
 
Gota
a
 
 
 
 

domingo, 19 de agosto de 2012

Pavo real





Mamá ha metido espejos en el pavo.
Vomitaría, si estuviera vivo.
Muerto, calla y digiere. Fiel. Lascivo.
No, hija, si cae sangre, yo lo lavo.

El pájaro pasea su gran rabo.
Le gusta mirar lento como un divo.
Mientras cuelgo mi foto en el tiovivo
de reflejos fijados con un clavo

mordisquea la carne que me escuece
en la boca repleta de cereza
que al derramar el vino lo engrandece.

Su mano, entre la almohada y mi cabeza,
cuando duermo despacio se estremece.
No quiere que distinga la belleza.

viernes, 13 de julio de 2012

Memento mori

Sócrates amortiza la calidad de aduana de su polla.
(La polilla).
El estudiante,
boquitas tubulares de las moscas,
es difícil
succionar y pensar.

Sócrates
(la polilla)
diminutivo sueña mojarse las espaldas
y son sus granos de sebo que revientan.

El final de la noche es una copa de vino agusanado.
Llegan el albor y su triunfo: las extremidades sustraídas.
Se ve
desde cada noveno piso de una torre
a punto de caer.

jueves, 21 de junio de 2012

Verano

Ya es verano
porque ha caído un cuerpo en la piscina.
 
Flota bajo el calor de la canícula.

Una mujer actúa.
Hace de minutero, hace comedia.
Se tumba en la toalla que separa
su cuerpo de la tierra
y gira bajo el sol.
Una tercera mano le unta leche,
le unta aceite,
si aún es capaz de enrojecer.

El niño
aún no sabe nadar.
Camina sobre el agua
en el canal donde se reproduce la infección.
Las bacterias le forman un pulmón de socorrista,
neumónico y viril.

domingo, 3 de junio de 2012

Hotel



Robaré los zapatos de todas las puertas del hotel esta noche.

La dirección nunca quiso saber nada, la dirección nunca se hizo responsable: quemaré bajo mi cama los zapatos de todas las puertas del hotel esta noche.

Hoy la madrina y su codiciosa gimnasia de la higiene conocerán el grito de los huéspedes:

El jíbaro monta el mecanismo en la muñeca de siete años de estatura con trenzas reprensibles desde el lomo. Disfrutaba del pubis lento de Janet Leigh, vistió su última falda y dejó de sentir el aire entre las piernas.

Aprieta con su mano el extremo de la bolsa de aceite con el pez de la tienda de mascotas.

El zapatero remata con tierra las costuras de mi hermano: oyó el temblor y me lanzó sus días.

Estoy quemando todos los zapatos en la habitación donde como de pie, busco el rastro de una bomba, construyo fuertes y le lavo el pelo a las muñecas.

La enfermera extiende la colcha amarilla bajo la que duermo con mi madre frente al payaso con el dedo en la boca y los ojos cerrados por un aspa.

La madre y su gimnasia de codiciosa higiene exhiben el glaucoma ante los médicos: el sudor del agua presionada como lo son las formas infantiles y congénitas.

La historia clínica y los síntomas deben ser sugerentes: qué tal diecinueve años de miopía seguidos de cincuenta y cuatro de ceguera tras una inmersión en la piscina y el miedo a las flores para los muertos.

El lector de periódicos, sólo periódicos -es sordo-, habita de noche sin salir del cuarto y se acuesta cuando el suelo se hace más frecuente.

Su boca rellena de versículo termina en el estómago expandible hasta dos veces el tamaño regular de un esqueleto: suficiente celulosa para tener razón y una cerveza.

El pájaro de agua le mastica la carne y vuela peligrosamente sobre el aceite de la sartén; planea entre burbujas de propano y grasa y pellizca con el pico las que se adhieren a la suela.

El lector fija los ojos en el ave y le devuelve el guiso con el puño: demasiada sal, demasiado calor o demasiado tarde.

Para jugar, en el pasillo basta una escalera.

Sólo caza mayor en este hotel.

sábado, 14 de abril de 2012

La mesa del almuerzo

Tiene algo de autopsia
la mesa del almuerzo,
donde los hombres juegan
a tener importancia.

La precisión del corte, de la hora, del castigo
a la hija,
a la pornografía de la masticación.
La urbanidad, silencio
de tres.
                                 
Impolutos los dedos y el mantel,
su función es cubrir los genitales.
Los labios no rozan la comida,
en la boca no deben quedar restos.

Ante la mano
se interpone el metal.