Cuando la sangre de ella pueda convertirse
en mujeres y hombres
y su sabor le suba por dentro del cuerpo hasta la boca,
la masque y no huela el preparado de perfume
sino sus propios músculos y huesos,
entonces es la hora de cubrirle la cara
- la sangre podría rezumar desde los labios,
la nariz, las orejas, el cuero cabelludo
y el bacilo de la cabeza desollada de la virgen
mataría a los hombres de la escarcha,
aquellos de los cuerpos tremendamente puros
sin intestinos ni mierda circulante.
Cuando la sangre de ella pueda convertirse
es la hora del banquete más íntimo.